La Inteligencia se ha entendido habitualmente  desde una única perspectiva: el razonamiento  (sea matemático o lingüístico), y se ha creído  poder medirla adecuadamente mediante tests y  pruebas cada vez más sofisticadas.  Autores como Howard Gardner y Daniel Goleman le  han dado un “giro copernicano” a esta  concepción, proponiendo otras  explicaciones que integran de manera  más completa y holista varios  factores fundamentales que hay que  tener en cuenta a la hora de definir  en qué se basa esta capacidad  humana. Además, fue Jean Piaget quien planteó a mediados del  siglo pasado las características de las etapas del  desarrollo cognoscitivo, que tanto han contribuido a la  pedagogía y a la psicología evolutiva.